El otro día me pasaron dos situaciones que me reafirman en mi pensamiento de lo que es Marketing. El marketing de corazón, el que se siente de verdad.
Mi chico tenía que ir al dentista y a la peluquería. Y por ello, y ya que era mi día libre, fui de acompañante.
Primero, fuimos a la Fábrica de las sonrisas. Y nada más entrar, nos sentamos en la salita, muy bien decorada, y amenizada con muy buena música. Estábamos esperando y me entró la tos. Con lo que, el recepcionista, Juanfra, no dudó en ofrecerme un vaso de agua. Insistiendo que le pidiera otro, si lo necesitaba.
Al rato, Fabio entró en la consulta. Y como los chicos de la clínica sabían que hacemos música, no dudaron en poner las canciones de nuestro proyecto, Pacientes sin Clínica, para que Fabio se sintiera como en casa.
Yo seguía en la salita, cuando Juanfra me ofreció un café. Y hablamos sobre el diseño de la empresa.
El tiempo pasó rapidísimo. Tenían muy buenas revistas, libros, y hasta los dibujos del cuerpo humano en una televisión retro.Cuando Fabio salió, la doctora Hunayda y Juanfra nos despidieron, y seguimos hacia la peluquería de Carlos.
Os preguntaréis a qué viene esto, o por lo menos, donde quiero llegar. Pero antes tengo que hablaros de nuestro paso por el negocio de Carlos.
La peluquería de Carlos es una peluquería de barrio. Cuando entramos ya se encontraban otros dos amigos dentro, para que Carlos, entre corte y corte, tuviera compañía y tema de conversación. (Lo deduje). Entramos mi chico y yo en el establecimiento, y empezó la marcha. Fabio se sentó en la silla para que Carlos iniciará su obra maestra. Y yo me senté con los dos amigos, que ya estaban dándole al palique, con temas de política, de cómo va Granada, etc. en la que no tardé en entrar al trapo y unirme a ellos.
Estábamos charlando, y Carlos no tardó mucho en ofrecernos una cerveza para amenizar la charla. Al final de la sesión, Carlos y Fabio también se unieron a brindar, y a discutir sobre los temas que estábamos tratando. Carlos volvió a rellenarnos los vasos de cerveza unas cuantas veces. Y yo pensé, el manda, el es el jefe. Ya había pasado media hora, y Fabio ya tenía su pelo listo, pero seguíamos distraídos en plena tertulia. Cuando apareció otro amigo de ellos con setas, para que Antonio, uno de los colegas parlanchines de la tertulia, que trabaja en CSIC con ellas, le informara si las setas que había traído eran comestibles o no. Al final, y por muy a gusto que nos sentíamos, tuvimos que despedirnos, y continuar con más tareas.
Pues bien, aquí es donde quería llegar. Estas dos pequeñas empresas hacen Marketing sin saberlo. Ya que acompañan al cliente en el proceso, de corazón. Le hacen sentirse como en casa. Y te invitan a volver.
Por eso, creo que lo importante cuando se quiere llegar al cliente es hacerle parte del proyecto, del negocio o del servicio que ellos dan. "Da 100 veces más de lo que esperas recibir, y recibirás 100 veces más de lo que has dado".
Comentarios
Publicar un comentario
Dejar vuestro comentario acerca del post