Le he dado un trago más a la botella de agua. Está fría. Y mi cuerpo siente como baja desde la garganta al estómago. Resulta que allí, este agua baña a mis mariposas. Y en una cascada de felicidad las alborota, y las llena de actividad. Que belleza.
Están así porque son el reflejo de los momentos más felices de una vida. Y su estado de emoción es continua. Ellas hacen verme como protagonista de la película más emocionante e intrigante de la historia. Maravillada por el flujo de sensaciones que mis mariposas representan, me cuestiono mi pasada ansia envuelta en malestar y decepciones.
Mis mariposas llegaron en el momento exacto. Llegaron cuando ya el desencanto podía con "lo de siempre"; apariencia, y poca gana.
Llegaron todas juntas, montadas en una rosa blanca. Y luego fueron llegando más y más...y mira, que yo al principio ni las veía.
Sabía que algo especial había llegado, pero como cuando una tiene un problema personal, al principio escapas, porque duele intentar y volverlo a intentar. De hecho, en esos momentos solo enumeras los daños colaterales de esos intentos. Por eso, miras a otro lado. Y ya está.
Pero resulta, que allí habían llegado ellas para quedarse.
Están así porque son el reflejo de los momentos más felices de una vida. Y su estado de emoción es continua. Ellas hacen verme como protagonista de la película más emocionante e intrigante de la historia. Maravillada por el flujo de sensaciones que mis mariposas representan, me cuestiono mi pasada ansia envuelta en malestar y decepciones.
Mis mariposas llegaron en el momento exacto. Llegaron cuando ya el desencanto podía con "lo de siempre"; apariencia, y poca gana.
Llegaron todas juntas, montadas en una rosa blanca. Y luego fueron llegando más y más...y mira, que yo al principio ni las veía.
Sabía que algo especial había llegado, pero como cuando una tiene un problema personal, al principio escapas, porque duele intentar y volverlo a intentar. De hecho, en esos momentos solo enumeras los daños colaterales de esos intentos. Por eso, miras a otro lado. Y ya está.
Pero resulta, que allí habían llegado ellas para quedarse.
Las colonizadoras de mi estómago habían hablado. Habían volado junto a las flores blancas. Todas llenas de vida. Brillantes. Frescas. Curiosas...porque él ya estaba aquí.
Dispuesto a quedarse.
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