El otro día fui al cine a ver "The Founder", película biográfica en la que se narra la historia de Ray Kroc y la adquisición de la cadena de comida rápida, MacDonald´s.
Más allá de la historia en sí, lo que más me gustó fue el momento en el que suena la canción "Pennies from Heaven". Un clásico de la historia, y os cuento por qué.
En la película "Dinero caído del cielo" se cuenta la historia de Larry Poole, encarcelado por una acusación falsa, que promete a otro preso, que cuando salga de la cárcel, buscará y cuidará de su familia. Pero cuando les encuentra, la familia resulta ser una niña y un anciano. Larry soñaba marcharse a Venecia y ser gondolero, pero ante tal paorama decide renunciar a sus sueños, y ser cantante callejero para sacar dinero, y cuidar de su nueva familia.
Un día se encuentra con Susan Sprague, trabajadora social que piensa que la niña no está bien atendida bajo la tutela de Larry y el anciano, e inicia el procedimiento para llevarla a un orfanato. Al final, y tras un sin fin de aventuras, Larry y Susan se enamoran.
La canción fue compuesta por Arthur Johnston y Johnny Burke. Y en mi opinión, una canción llega a ser un clásico cuando trasciende de su época, y permanece época tras época. Es capaz de conectar con distintas generaciones. Se vuelve representante de ideales, sueños, sentimientos. ¡Esperanza!
La letra dice lo siguiente: “Siempre que llueve, / cae dinero del cielo. / ¿No sabes que cada nube contiene dinero / y que al llover cae del cielo? / Puedes hacer una fortuna con lo que cae por toda la ciudad. / Asegúrate, pues, de que tu paraguas está al revés. / Las cosas que deseas / puedes conseguirlas con un simple chaparrón. / Así, cuando escuches tronar, no te quedes bajo un árbol. / Los centavos caen del cielo para ti y para mí. / Partamos peras. / Comercia con ellos como si fueran fajos de sol y flores. / Si deseas las cosas que te gustan / tienes que mojarte. / Así pues, cuando escuches tronar, / no te quedes bajo un árbol, / del cielo cae dinero para ti y para mí”.
Lo esencial para escribir una canción, en mi opinión, es llenarla de sueños, fantasía, ilusión. Las canciones tienen que ser como los libros. Libres, sin filtro. Y la imaginación tiene que expandirse. Ser indisciplinada. Generosa...Nadie puede detenerla.
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