Ninguna sociedad quiere que seas listo y crítico contigo mismo. Empequeñecerte hasta poder encerrarte en sus manos es su objetivo, convertirte en algo insignificante y manipulable.
Por eso, yo veo la vida como un cambio. Hay gente que entra y sale de ella y por eso, se convierte en un flujo continuo de ideas, pensamientos, opiniones, y opciones que deberemos escoger. Es ese constante movimiento, las personas, tomamos caminos. Muchas veces esas opciones desembocan en callejones y otras nos llevan a extensas llanuras con un sin fin de caminos.
Os cuento esto, porque cada día más se escucha hablar sobre la insatisfacción. Nos sentimos más miserables porque vemos perfiles y vidas irreales que nos exponen como "normales". Y nos hacen sentir responsables de nuestro propio fracaso irreal.
A mi parecer, y echando un vistazo rápido a la sociedad, creo que están desapareciendo las personas auténticas. Esas que se sientan a charlar con ellas mismas e intentan hacer un análisis de lo que está ocurriendo, y son críticas. La gente se arrastra por la corriente de la normalidad.
En marketing, no se para de enfatizar en el concepto de medir conversiones. Pero, después, llegamos a nuestra casa, nos sentamos delante de la televisión, cogemos el Ipad, abrimos google, y nos olvidamos del trabajo de "yo conmigo". Es como si nos perdiéramos en las garras y cayéramos a la trampa día tras día, aún sabiendo que vamos enfermando.¿Dónde quedan los embudos de conversión del yo?
Por eso, os invito a pensar en el flujo de la vida, y a adquirir una filosofía que no deje penetrar la rabia de la sociedad en la que nos ha tocado vivir. La mía en mis ganas de superación, y es que...no somos nada, y al mismo tiempo, somos tanto...
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