La casa Sentada en un sofá que tiene una historia que desconozco, mirando cuadros que hablan en otro idioma, libros, que dejan visible los gustos y apetencias de su persona. Ella era artista, soñadora, entusiasmada por el arte, la pintura y la opera. Perdone, ¿le conozco? El caracol lleva su casa, y sin ella no es caracol. Por eso ahora mismo pienso en los sin techo. Vuelvo a su estantería, al lado de la biblia una caja con dos bolas del yin y el yang, y una aguja. No comprendo. ¿Qué me quiere decir? No la veo. Llevo dos días sin dormir. Es el miedo. Intento no pensar. Pero estoy aquí, y todos lejos. Vuelvo a despertar, explorando una historia pasada con otra, que no ha hecho más que empezar. Sara Nievas